En 2015, estando trabajando para el Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo, como encargada del Programa de
Difusión y Sensibilización Ciudadana del Proyecto GEF SNAP, para la creación de
un Sistema Nacional de Áreas Protegidas para Chile, recibí la solicitud del Centro
de Estudios de Humedales, CEH, para realizar un documental.
El CEH, preocupado por la conservación y
difusión del patrimonio cultural y natural de la zona de Alto Pica, buscaba a
través de esta obra resaltar la figura de las pastoras andinas y su rol
fundamental como herederas y transmisoras de conocimientos y tradiciones
ancestrales que le dan identidad al lugar. Dicha práctica se encuentra en
riesgo debido a diversos factores (la avanzada edad de las actuales pastoras, el
despoblamiento de los caseríos, etc.), que amenazan su continuidad y con ello
el dominio del entorno natural que ha permitido el desarrollo de su cultura en
la zona.
La idea me motivó desde un inicio, por lo
que pedí vacaciones en mi trabajo y nos fuimos a cumplir con el encargo. Así surge el documental Pastoras de Estrellas.
En marzo viajamos a la región de
Tarapacá, específicamente al Alto Pica, sector altiplánico de la comuna de Pica,
con el objetivo de registrar los relatos de las últimas mujeres pastoras de la
zona. Estuvimos en Huantija, Cancosa, Lirima y otros sectores y pueblos
ubicados a los pies de imponentes cerros, con típicas construcciones de adobe y
techos de paja brava.
Estuvimos una semana en Alto Pica. Los
profesionales del Centro de Estudios de Humedales tenían trabajo adelantado,
por lo que no fue difícil llegar e instalarnos a conversar con las fuentes,
previamente seleccionadas y coordinadas. Rodamos en el pueblo de Pica, Cancosa
y Lirima y en los sectores de Huantija, Salar de Huasco, y otros cercanos.
Fue una semana intensa. Levantadas de
madrugada, mucho antes que el sol.
Sentimos la rudeza del clima de la zona, y la escasez de recursos. No nos
desvestíamos para dormir por el intenso frío y, en el mejor de los casos, como
en Lirima, teníamos electricidad dos horas al día. Por ello, Lirima se
trasformó en nuestro centro de operaciones, pues ahí podíamos cargar nuestros
equipos. Increíblemente en la residencial en la que nos alojamos casi todo era
eléctrico, como el hervidor, de modo que solo podíamos tomar café caliente
durante esas dos horas en que funcionaba el generador del pueblo y se hacía la
luz. Qué decir de las comunicaciones, estuvimos prácticamente incomunicados
durante toda la semana.
Lo que para nosotros parecía terrible, retrasado,
etc., para los habitantes de Lirima era habitual y su vida se torna, gracias a
ello, más íntima, compartiendo junto a un fogón, sintiendo la calidez de los
relatos familiares, olvidándose así del frío y la soledad.
Estando en Alto Pica llovió, nevó, el frío caló
nuestros huesos, el sol quemó nuestras manos y cara y el helado viento nos secó
la piel. La puna, con el típico dolor de cabeza que provoca y el cual se
resistía a desaparecer por mucho tecito de coca que bebiéramos, nos recordaba a
cada segundo que estábamos sobre los 3800 msnm, llegando incluso a superar 4500
msnm en ciertas zonas. Sin embargo, nada de eso fue impedimento para que
disfrutáramos de esta experiencia, agradeciendo la oportunidad de compartir con
estas mujeres y hombres que confiaron en nosotros sus conocimientos,
experiencias y recuerdos en torno a la práctica del pastoreo.
En el documental se refleja la vida
cotidiana de las pastoras, quienes junto a su ganado hilan, tejen, cantan, llevando
a la práctica el conocimiento heredado de sus ancestros. La obra refleja todo
lo que las rodea, observando parte de sus rituales diarios de vida y cómo se
relacionan con el ecosistema, destacando la importancia de los humedales como
sostenedores de la flora que alimenta al ganado y permite su subsistencia en la
zona.
Partimos las entrevistas en Pica. Ahí estuvimos
registrando a don Enelidolfo O’Ryan, quien nos habló de las caravanas de llamas
camino al Camal, el matadero que existía en el oasis de Pica. Enelidolfo o Míster,
como se le conoce en la comuna, es un estudioso y conocedor de la historia de
Pica, las costumbres y tradiciones locales.
Luego fue el turno de Anastasia Mamani, la
primera pastora con la que hablamos, a quien entrevistamos en la casa familiar
ubicada en Huantija. Acompañamos a doña Anastasia durante su larga jornada de
cuidado de su ganado, desde antes que saliera el sol, con la preparación de su
comida, hasta el atardecer cuando ya ha dejado al ganado en su corral, protegidos
de los ataques de los zorros y “leones”.
En Cancosa compartimos con Aparicia Sánchez
y Eduarda Castro, mujeres esforzadas que aman esta tierra y, cuidar de su
ganado es su vida. Estas mujeres nos relatan cómo aprendieron esta práctica y
cómo hilar y tejer les sirve para estar atentas
mientras el ganado se alimenta, momentos que aprovechan para elaborar la ropa
que luego les abrigará.
Nos enteramos que estas mujeres cumplen con
diversas funciones, desde asistir a las llamas en los partos, como señala
Anastasia, hasta ser sus guardianas, como lo dice Elsa Vilca de Lirima. Deben conocer
muy bien la geografía de la zona, para saber exactamente a qué lugar llevar a
pastar al ganado en cada época del año: en invierno cerca de los cerros y, en
primavera la vega ya está empezando a brotar y los animales ya empiezan a bajar
a comer, añade Anastasia. Deben saber identificar los peligros, tales como, el
pasto denominado el garbanzo que, según nos señala Elsa, es el causante de la
muerte de muchos animales. Además hay que estar atentas al león, al zorro y al
cóndor que atacan al ganado, señala Anastasia. Las nevadas también causan mucho
daño a los animales y todos estos peligros hacen que cada día sea más difícil criar
ganado, agrega Aparicia.
Don Maximiliano Mamani, mientras hacía un
lazo, nos habló de las apachetas y su significado. Nos señaló que estas son montículos
de piedras acumuladas a través del tiempo por las grandes caravanas de llamas
que circulaban por la zona, cada persona que pasaba dejaba una piedra en la
apacheta como señal de dejar atrás el cansancio por estas largas caminatas.
De regreso a Pica, después de una ducha
necesaria quedan en evidencia las quemaduras en la piel, éstas les dicen a los
demás lo rudo de las condiciones en que estuvimos durante unos días y, a
nosotros nos recuerdan aquellas mujeres “Pastoras de Estrellas” que tuvimos la
fortuna de conocer y que seguro no olvidaremos nunca.
Dirección
General: Laura Cabrera Barraza
Producción y Contenidos: Guillermo Espinoza
Fotografía, Cámara y Postproducción: Cristian Martínez
Año de Producción: 2015
Centro de Estudios de Humedales
Producción y Contenidos: Guillermo Espinoza
Fotografía, Cámara y Postproducción: Cristian Martínez
Año de Producción: 2015
Centro de Estudios de Humedales
Anastasia Mamani junto a su ganado. Huantija. |
Tecito de coca para la puna. |
Laura Cabrera en Salar de Huasco. |
Cancosa |
Eduarda Castro. Cancosa |
Maximiliano Mamani junto a su hermana Anastasia. Huantija |
Anastasia Mamani y Laura Cabrera en Huantija. |
Aparicia Sánchez. |
Aparicia Sánchez y Anastasia Mamani, compartiendo en ceremonia por traslado de santos por restauración de la iglesia. Cancosa. |
Aparicia Sánchez cuidando su ganado. Cancosa |
Anastasia Mamnai cuidando su ganado. Huantija |
Grabando en Salar de Huasco. |
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