jueves, 22 de noviembre de 2012

Tierra Gentil y la Quebrada de Tarapacá.



El documental Tierra Gentil es un viaje al interior de la Quebrada de Tarapacá, específicamente de los pueblos de Sibaya, Pachica y San Lorenzo de Tarapacá. A través de las voces de sus propios habitantes, la Quebrada nos habla dándonos a conocer su mundo. Un mundo cargado de elementos sobrenaturales, que van desde lo autóctono a lo foráneo, desde el mito de creación aymara de los gentiles, hasta las sincréticas fiestas religiosas que se celebran hasta hoy en cada uno de sus pueblos. Los protagonistas, abren las puertas de su memoria para revelar fragmentos de su propia historia. Tierra Gentil es un intento por rescatar ese pasado y presente, tradición y oralidad amenazadas por el olvido del tiempo.(Texto contraportada DVD documental Tierra Gentil). 


Relatos contenidos en el documental Tierra Gentil. 

Los Gentiles

Mauricio Salazar, habitante de Pachica:
"Unos abuelos me contaron esa historia, y dicen que…los gentiles eran unos seres pequeños que medían 80 centímetros más o menos, a lo mucho un metro. Todo lo hacían con la luna. La luna era su vida, en realidad. Iban a la chacra con luna...

Paulino Ilaja, habitante de Sibaya:
Según la historia de los… que los veteranos nos contaban a nosotros que… antes que saliera el sol, existían los gentiles. Los gentiles no conocían sol, solamente la pura humedad no más, pura lluvia no más. Por eso es que sembraban en cualquier parte había agua.

Manuel Moyo, habitante de Sibaya:
Ellos vivían así como de noche. Como cuando hay un eclipse de sol, así vivían en ese tiempo. Se habla de que ellos vivían antes de que apareciera el astro rey, el sol. Y cuando ellos escucharon que iba a aparecer el sol, entonces… ellos todos se asustaron y sus jefes, sus mandamás, todos ordenaron sepultarse bajo tierra, porque el sol los iba a quemar.

Mauricio Salazar:
La fuerza del sol es muy fuerte, entonces prácticamente murieron en el momento muchos gentiles, y otros que estaban preparados, se arrancaron hacia las cuevas, o si no se escondían en sus casas.

Manuel Moyo:
Pero… fue gente muy pequeña, chiquita así, por eso sus platitos… sus tacitas… digamos sus jarritos que tenían eran así. Entonces uno dice que esa gente... Pero lo otro que hay es que en esas mismas partes por ahí, cuando ahora llueve y pasa un mes, dos meses de lluvia, rebrotan unas cebollitas, parecidas a las que tenemos nosotros.

Mauricio Salazar:
Todavía se ven gentiles, cuando sale la luna… se ven. Pero no son malos, andan ellos tomados de la mano. Son como niñitos, son como niños traviesos.

SIBAYA

Paulino Ilaja:
Yo me llamo Paulino Julio Ilaja Loaiza. Aquí en este cerro yo mantenía… vacunos. Mis 14 o 15 vacunos mantenía en estas tierras, y todo esto, en todas estas partes que están… todas esas pircas que están caídas, ahí sembraba maíz, sembraba cebolla de cabeza, sembraba perejil, apio, betarraga, zanahoria. Aquí los terrenos lo que usted le pone dan. Y en este tiempo teníamos la producción de las peras, peras de pascua.

Paulino Ilaja:
En toda esta quebrada, todos éramos arrieros, de Sibaya hasta Huarasiña. Todos íbamos con nuestra mercadería, íbamos a Huara. Ahí vendíamos nuestros productos de acá. Era de… de 3 días el viaje. Salíamos a las 7 de la mañana, llegábamos a Pachica a las 5 de de la tarde, forrajeábamos ahí, de ahí… comíamos un poco, y principiábamos a operar e íbamos a amanecer a Huara. A las 5, 6 de la mañana estábamos llegando a Huara. Ahí vendíamos nuestros artículos para… para… para el sostén de nosotros. De ahí, después de almuerzo nos íbamos a la pampa a buscar caliche, cargábamos los animales y nos dábamos la vuelta otra vez, hasta Pachica, ahí descansábamos. Y de Pachica al otro día… a las 8 de la mañana cargábamos y llegábamos 5 o 6 de la tarde aquí a Sibaya.

Manuel Moyo:
Yo soy Manuel Moyo Alemán. Nací el 27 de julio de 1939. Como se empezó a explotar el salitre… el oro blanco aquí en el norte, entonces allá, los… los dueños de la empresa, como no había vehículos en aquellos años, tenían solamente mulares para tirar las carretas y sacar el caliche de las pampas. Entonces lo hacían a base de mulas, entonces traían para acá sus 80 o 100 mulares y acá tenían que mantenerse por… por 2 meses y … para que se repusieran, mientras los otros animales estaban trabajando. Después se renovaban, venían, traían esos que ya estaban muy gastados de tanto trabajo, los dejaban acá por 2 meses y se llevaban los que estaban descansaditos. Así pasaron una época de años también.

Wilma Hidalgo:
Me llamo Wilma Hidalgo, Wilma Hidalgo Pérez. Soy del pueblo de Sibaya. Soy… india legítima de este pueblo, y soy orgullosa de serlo. Sibaya, pueblo lindo, donde canta el agua y florecen los rosales, las campanas grandes y las mulas que paren. Y no es chiste que las mulas parieron, es verdad. Es verdad que las mulas parieron aquí. Lo que en ninguna parte… del mundo yo creo, porque las mulas no paren, pero aquí si parieron.

Paulino Ilaja:
Mire, yo le voy a contar cómo cómo llegó esa mulita acá. Resulta que esa mulita… la dueña de esa mula tenía muchos animales. Tenía como cuarenta o cincuenta… vacunos. Y tenía los… en ese tiempo se encerraban las mulas con los vacunos… juntos. Y a una yegua…la pescó un moyino, un hechorY cuando iba a parir. Cuando parió la yegua, nació esta mulita, y como las vacas son alérgicas a la sangre del animal, vino una vaca y le plantó los cachos, y la degollaron de la guata con los cuernos. La yegua que parió la mulita esta, murió… y esta mulita que quedó, la criaron con leche de vaca, con leche de vaca la criaron. Entonces ya creció y creció… y se hizo agarrar con el caballo, se hizo agarrar, y cuando de repente aparece una… una yegua, una yegua, una yegua pero una yegua retinta, pero bonita, linda la yegua. Esta mula como el 48, 50 todavía existía, si existía todavía.

Wilma Hidalgo:
Las campanas de mi pueblo sé que me quieren de veras. Se alegraron cuando nací y llorarán cuando me muera.

Manuel Moyo:
Paguanta, eso se llama Paguanta. Yo conozco esto, está detrás de éste cerro no más. Ahí donde después hablan que fundieron las campanas que tenemos en el pueblo. Y esa parte se llama Buitrón, ahí donde está el molino, y las señales de fundición y por eso en las campanas si ustedes han leído dice ahí Buitrón, está el nombre del sacerdote quien las confeccionó, seguramente, pero según lo que a nosotros nos han dicho nuestros antepasados es que sí, que se fabricaron allá, las fundieron. Y por eso que tienen… una de las cosas de creer es que no están bien terminadas, cierto, el trabajo es medio rústico, si hubieran sido hechas en otras… con otras maquinarias tal vez fueran más bien terminaditas. Si ustedes se fijan bien eso está así no más.

Wilma Hidalgo:
Me fui de Sibaya de nadie me despedí, de nadie me despedí. Las piedras lloraron sangre y el sol no quiso salir, el sol no quiso salir. Te acuerdas cuando pusiste tu mano sobre la mía, y llorando me dijiste que nunca me olvidarías, que nunca me olvidarías. Sibaya, Sibayita tierra donde yo nací, tierra donde yo nací. Para todos fuiste madre, para mí sólo madrastra, para mí sólo madrastra.

Pachica

Mauricio Salazar:
Las principales historias de Pachica… son la de los condenados… Es malo que las guaguas lloren en… cerca de un cementerio, porque pueden perder el espíritu, también es malo que lloren cerca del agua, o si no que lloren en la chacra, también eso es malo. Porque también la tierra les agarra el espíritu. Nosotros creemos porque bueno igual son historias de nuestros abuelos que nos han contado. Todavía hoy en día creemos en eso.

Brígida Pacha:
Yo me llamo Brígida… Pacha Barrera, Barrera soy yo, por mi mamá, Pacha por mi padre. He nacido acá en el pueblo de Pachica. Fueron… a la cancha a jugar a la pelota, y en eso ya se oscureció un poco y ellos se quedaron los dos sentados ahí en unas piedras conversando, como amigos, se quedaron. Entonces estaba oscuro ya, y vamos es que le dijo a mi hermano el amigo de abajo, entonces ya, llegaron ahí a la punta, donde se asoman los camiones, en el letrero, entonces es que le dijo: Vámonos para abajo, no te vaya a salir el finado, es que le dijo. Entonces partió el amigo para abajo, cuando vio una cosa negra, entonces él se acercó y se acercó, dice, iba a pasar dice y estaba abierto el cajón, y ahí estaba el finado tal como lo habían echado, con su corbata, camisa, todo… estaba, ahí estaba. Lo miró no más dice, y qué iba hacer ya, si estaba sólo y el amigo ya se había ido para abajo ya. Entonces agarró… y pasó y llegó acá donde mi madre, y mi madre estaba acá: me salió el finado, es que le dijo. Pero cómo hijo, le dijo. Si mamá, le dijo ahí en el camino se me atravesó el cajón, dijo. Pero hijo, le dijo, por qué te vienes tan tarde, por qué no venías silbando, le dijo, no se viene nunca callado, no ves que el almita… durante 8 días recoge sus pasos, para irse al cielo, para que la reciban allá. Y como a los 15 días, 20 días, dice que quiso ya… trastornarse y comenzó a arrancar, y arrancaba para las chacras. Para allá arrancaba y pescaba para degollarse. Mi hermano estuvo durante 1 año enfermo así arrancándose. Mi mamita lo hizo curar, buscó un curandero, el curandero le dijo que era… era un castigo de un alma, que él se había burlado de esa alma y esa alma lo castigó. Y ese caballero lo curó a mi hermano, lo curó.

María Hidalgo:
Los que violan a sus hijas, a sus hijos. Todos esos son “condenados”, el Señor no los recibe a esos. Y gente que bueno, no es de tal forma “condenada”, que tiene sus pecados y se mueren de repente, el Señor… los tiene purgando, hasta que se hacen perdonar de las personas que han ofendido y todo. Yo no le tengo miedo al cementerio, ustedes ven que yo estoy frente al cementerio. Yo a cualquier hora salgo al patio qué se yo. Todos me dicen: ni aunque me paguen un millón, yo no vivo ahí. Yo no le tengo miedo, yo no siento nada, yo digo miedo hay que tenerle a los vivos, no a los muertos, ellos están descansando.

María Hidalgo (hablándole a la tumba de una amiga):
Albina, no te olvides, no te vayas del todo, pues. Cuida a tus hijos, a tus nietas, a tus bisnietas. Vamos a fumarnos un cigarrito, porque ella fumaba, y ahí tengo un poquito de pilsener, acuérdate que tomábamos un poquito de pilsener las dos. Ya nos servimos todo, te voy a dar tu comidita también Albina, y me pongo a rezarle Padre Nuestro, Ave María, Dios te salve, que es su comida. Después, ya nos despedimos, pero le rezo, todo. Pero uno se viene, yo me vengo bien livianita, bien tranquilita, y por eso yo no le tengo miedo al cementerio.

Brígida Pacha:
Existe mucho eso por acá, la “agarradura de tierra” existe, existe la agarradura acá. La agarradura quiere muerte. Yo tengo a mi nieta, la Vale, esa, fue con su mamá para llevar leña para allá para Pascoacha, yo estaba más abajo, yo estaba cortando pasto y en eso ella está acarreando leña y la niñita estaba… estaba así, la Vale, así estaba y la cabra se asustó y lloró. Después como al mes, la cabra comenzó con una diarrea, diarrea, diarrea, diarrea… la llevó para abajo, la echó al hospital… peor… además que es flaquita, así que la trajo para acá, la trajo. Allá en su casa, ahí la tenía, en un sofá colorado la tenía, ahí la tenía. Pura mosca y los ojos secos, casi los ojos secos. Mira, le dije yo, yo te la voy a curar, yo voy a ir a Pascoachaallá arriba en esa cuesta que hay allá, hay una chacra ahí. Yo la voy a curar, le dije yo. Yo te la voy a sanar, le dije yo. Mira… búscame todos los remedios, todos, todos. Mi mamá tenía una bolsa dejó así con toda clase de remedios, dejó mi mamá. Anda y trae la bolsa de remedios, preparas todo, en un pañito, le dije yo, en un pañito pones todo: el azúcar, el cigarrito, la coquita, la cupala, la coya, el alcoholcito en una botella y en otra botellita aparte, para uno apaciguarse. Si uno tiene que tomarse su traguito y fumarse un cigarrito. Entonces… ya mamá, me dijo, y lo acomodó ella, lo acomodó. Después ya, yo vine, tomé té y estaba oscureciéndose y me fui para allá, por la quebrada no más, para arriba, solita me fui, con una caña cargada en atado. Y llegué allá, donde era, y no había nadie, porque para allá poca gente hay, así que no había  nadie. Amontoné harta leñita, pedazos de troncos e hice fuego, hice fuego yo y se prendió todo, se quemó todo, las brazas bien coloraditas. Entonces… ya se quemó todo, pesqué el mantelito, ya dije, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén, dije. Señor, esta criatura, le dije, te la voy a entregar a ti, Tú me la vas a sanar Padre, le dije yo, Tú me la vas a sanar, en tus manos está, porque para ti no hay nada imposible, le dije, no es nada imposible para ti mi Dios, le dije yo, en el nombre tuyo, le dije yo, me hinqué… y pesqué el cuchillo y mi mantelito, lo amarré y me vine, con una caña, me vine. Ya eran como las 10 cuando llegué acá a la casa de mi hija, y ahí estaba mi hija sentada, esperándome. La coyé, le dije, ya está, la entregué al Señor, le dije yo. Quién sabe. Le pedí al Señor que la mejorara, y si quería que se la lleve al tiro, que se la recoja y si el quería mejorarla, que la mejore, le dije yo. Ahí está la Valesca, y si quiere yo la llamo al tiro ¡quién, por qué está viva? Va a decir por mi abuela, va a decir por mi abuela.

Emilio Caipa:
Yo me llamo Wilson Emilio Caipa Gonzáles. Nací… el año 1934, en la oficina Ramírez. Y ya una vez que falleció mi padre, no faltó una persona que dijo: cómo si tu padre sabía tu tienes que saber. Y por ahí me descubrieron, yo sabía, pero nunca había dado a conocer que sabía, hasta que… me descubrí y así me  fueron descubriendo todos, total que ahora todos vienen para acá para que los cure. Con la agarradura…
la persona se enferma, no puede hacer nada, entonces viene para acá y yo le saco… con esto, con el miño… le pongo el miño en la noche, al otro día lo saco en la mañana y lo quemo, y sale al tiro si es  agarradura o no. Y ahí hay que coyarlo, los días martes o viernes. Los otros días dicen que está el diablo suelto, dicen que ahí hay que coyarlo. Entonces la persona sana. Ahora, si está asustada muy… fuerte, entonces hay que entregar sangre, de un conejito, pero negro, completitamente negro, porque… ese es el animal que defiende… de los males. Todo animalito negro defiende de los males. Entonces con todo eso,
hace un hoyito ahí uno, le entierra y le reza a la tierra ahí, y le pide a la tierra que sane a la persona. Y entonces, uno va… y planta un cuchillo, porque Satanás puede llegar pues. Usted planta el cuchillo y  Satanás por si acaso llega… se le cortan los cachos al huevón, pues. Parece que fuera mentira, pero es así.
Y la persona que no cree, se va para el cajón no más.

San Lorenzo de Tarapacá

Gladys Albarracín:
Yo tenía diecisiete años cuando empecé a vestir a la Candelaria, que es la patrona de nuestro pueblo. Ella tiene que darnos buenas cosechas, que mande bastante agua que nos hace falta para nuestra quebrada harta agua Y la gente le va a traer sus ofrendas porque los agricultores traen sus ofrendas y las ponen  también a los pies de la Virgen. Entonces, ahora la sacamos, la arreglamos, preparándola ya para la fiesta porque… tiene que estar ella primero ella primero tiene que recibir a su gente. Son costumbres nuestras, y que estas costumbres… no terminen nunca, porque cada pueblo se caracteriza por sus costumbres.  Cada pueblo sabe sus cosas y las hacemos como es, como nos enseñaron nuestros antepasados y no queremos perder esas costumbres son tradiciones que ellos nos han… nos han dejado.

Héctor Marquezado:
Mi nombre es Héctor, Héctor Lorenzo Marquezado Loo. Soy servidor de San Lorenzo, pertenezco a la iglesia, trabajo en la iglesia, en la comunidad. Y mi función en cumplir, es tener todo lo del santo, soy como la mano derecha de él. Lo cuido, lo dejo bien amarrado, firme para la procesión, preparo las cosas que se vea siempre bonito.
Yo me hice devoto por una razón, por mi mamá. Mi mamá era… diabética y a ella le daban comas diabéticos a veces. Y antes venía para acá, para Tarapacá y con éste calor tenía frío, pasaba metida en la pieza. Y yo empecé a ser servidor y empecé con esa manda… por 4 años. Ahora mi mamá está súper bien. Ahora tengo manda de por vida, yo el año pasado renové manda de por vida. Manda de por vida con él, ya… ya no es por 4 años, renové hasta que me muera, si estoy viejito así bien viejito, tengo que estar vestido así, sirviendo, haciendo algo, limpiando la iglesia, voy a estar así, hasta que me muera. Y si mis hijos me quieren seguir, me siguen.

Raúl Guzmán:
Yo… me llamo Raúl Guzmán Cáceres Guallan, yo llegué aquí a Tarapacá… el año 77, el 17 de abril del 77 llegué al pueblo de Tarapacá. Desde ese tiempo estoy acá en Tarapacá. Y he recorrido acá… digamos los cerros y he encontrado hartos cementerios de los gentiles que dicen, que han sido cementerios en esos tiempos. Otros dicen que son momias y yo le digo que son gentiles. Han tratado de escarbar para ver y sacar los cántaros. Porque según se dice, es que cuando morían los gentiles, las momias, los enterraban con todas sus cosas, con los cántaros, con sus platos e incluso con maíz, porque en ese tiempo usaban mucho el maíz. Por ejemplo, ahora también tenemos las trenzas, donde las han sacado de los hoyos aquí y las han dejado afuera. Los cántaros por ejemplo vemos acá, éste debe haber sido un… un tipo de plato, digamos,
un plato redondito donde ellos comían. Y acá tenemos la… otra que es de un cántaro grande ya, donde juntaban agua ellos. Pero, esta generación ha vivido de muchos años parece porque en toda esta quebrada de aquí de Tarapacá para arriba hasta Pachica hay hartos cementerios iguales."

Brígida Pacha, habitante de Pachica,
 junto a las directoras de Tierra Gentil,
Laura Cabrera  y Javiera Ramírez.

La idea es a través de los documentales incitar un mayor interés de conocimiento sobre lo que en ellos se muestra. Es así como Tierra Gentil da pie para hablar de manera mucho más extensa sobre la Quebrada de Tarapacá. El documental muestra escenas y visiones de los pueblos de la Quebrada el año 2006, sin embargo, la historia que subyace y que sustenta el documental es el resultado de un proceso histórico, cultural y antropológico que muestra cómo una sociedad, a través de 10 mil años, logró domesticar el paisaje y crear civilizaciones.
En términos muy simples y a grosso modo, resumiré los distintos cambios que, a lo largo de su historia, ha experimentado la Quebrada de Tarapacá.  

Al fin de la edad glacial ocurrió un hecho increíble. Bajaron tantas aguas que quebraron la pampa y surgió la Quebrada, que luego se consolidó con un río, un pequeño arroyo, que con el sol y las primeras gentes crearon allí un oasis.

Quebrada de Tarapacá

Los arqueólogos han excavado numerosos sitios que demuestran que desde los 10 años hasta los 2 mil antes de Cristo, solamente cazadores y recolectores articulaban y creaban cultura en esos sitios. Cosechaban algarrobos, cazaban guanacos, ese era su mundo. Hasta que decidieron, sumando una revolución agrícola de extraordinaria importancia, incorporar el maíz, mucho antes de la cerámica, mucho antes de los pueblos, constituyendo una agricultura, una suerte de jardín creado por esta sociedad que daría un salto cualitativo impresionante al fundar dos aldeas. En una de ellas, que es casi una ciudad, aguas abajo de San Lorenzo de Tarapacá, surgió un proceso formativo. Desde ese lugar, se irradió un proceso civilizatorio que cubrió toda la región, con respuestas culturales propias, que surgen de la combinación entre complejos cazadores, que dan lugar a también complejos agricultores. 


Decidieron ser agricultores, cosechadores de maíz y grandes traficantes, como los arrieros de llamas cargadas que se pueden ver en el documental,  para poner al servicio de su sociedad los recursos de los andes y los recursos de la costa, generando unos pasajes de interacción impresionantes a través de la Quebrada.
Fueron un pueblo civilizado como cualquier otro pueblo civilizado del mundo andino, pero decidieron algo más: que la forma mas adecuada de apropiarse de la Quebrada no era en un solo foco, había que dispersarse en aldeas más pequeñas para generar una eficiencia óptima. 

Cuando pensaron que tenían una identidad tarapaqueña intentaron saber qué pasaba por esas cosmovisiones que cubrían todo el mundo andino, incluyendo la altísima civilización de Tiwanaku. Era tan fuerte la sociedad tarapaqueña, desde el punto de vista de la formación cultural, que solamente seleccionó algunos y precisos iconos de Tiwanaku y no más que eso, porque ya había un desarrollo interno extraordinariamente complejo y civilizatorio.
Terrazas de cultivo. Quebrada de Tarapacá
Cuando pensaron que era el tiempo de poder generar una cultura regional, puesto que tenían un desarrollo suficientemente complejo, que cubría desde los valles medios hasta la costa, llegan los incas, con los que logran generar grandes alianza, asimilando aquello que el sistema inca quiso imponer para colocar su política de estado en relación a los desarrollos locales. Logros tan importantes como los metalúrgicos,  puesto que los tarapaqueños tenían a los pies de la quebrada, cerca de Iquique, una mina de plata fantástica que entregaron a los incas. En ese momento, al final de la prehistoria, los tarapaqueños habían logrado sobrevivir con sus identidades, a pesar de un dominio imperial puesto, instalado y construido sobre la misma Quebrada.

Cuando decidieron con los incas abrir un mundo mayor y aprender a vivir dentro de un estado imperial, llega la invasión española y ese es el momento cuando toda la Quebrada, que había tenido los pasos mencionados, unos tras otros, entre el error y el éxito, entre el tiempo y el progreso social, fue dominada sin ninguna capacidad de tener alianzas, instalándose en ella el sistema de las encomiendas y así don Lucas Martínez de Vegazo impuso el imperialismo español sobre los hombros de los tarapaqueños. 


Cuando fueron evangelizados, cuando fueron educados en ciudades armadas a la española, cuando les  enseñaron a que tenían que reemplazar sus cultos indígenas por cultos españoles y, cuando pensaban que eso tenía que ser, porque como subordinados al estado español no tenían alternativa de alianza alguna, se sostiene la colonia y, con la colonia, se desarrollaron aquellos gérmenes de las condiciones de los metales que los tarapaqueños habían inventado, pero esta vez aumentada inconmensurablemente y la Quebrada de Tarapacá por vez primera combinó la agricultura con la fundición, la agricultura con la minería a la "española". Se funden campanas y el tráfico de la minería de la plata de Huantajaya se concentra por completo en la Quebrada. Es así como durante siglos sus habitantes pasaron a ser campesinos cada vez más pobres y de campesinos cada vez más pobres pasaron a ser mineros, constituyendo el primer proletariado minero que se ha constatado a fines del siglo XVIII en el mundo tarapaqueño.

Cuando los tarapaqueños pensaban que el mundo debía ser así, después de tres siglos de colonia, cuando  se dieron cuenta que en realidad junto con sus tradiciones, tenían que cargar y hacer suyas las tradiciones mestizas y españolas y sobre todo profundamente mestizas. Estos mestizajes tan paradigmáticos en donde la cultura india con la cultura española genera una respuesta mestiza, que se aprecia muy bien en el documental Tierra Gentil, estando los indicadores españoles mano a mano con los indicadores chamanísticos religiosos propiamente andinos.

Cuando pensaron que la vida tenía que ser así, después de tres siglos de imposición y, luego de separarse en países como respuesta al proceso de emancipación del siglo XIX, cuando la Quebrada de Tarapacá era parte de la República peruana, una guerra les dice que ya no deben estar ahí, que ya no son de su tierra, que ya no son peruanos. Y las ligas patrióticas arrancaban a la población peruana de la Quebrada poniéndola en campos de refugiados en el Callao y la otra mitad, que logró ocultarse, de la cual todo lo que vemos en el documental desciende, son quienes no se dejaron desalojar porque sabían que quien podía quedarse podía continuar con la tradición tarapaqueña.


Y cuando pensaron que en algún momento de la postguerra podían configurar sus identidades, podían reconstituir su universo étnico-cultural,  pasaron a ser el rincón más norteño de la República de Chile, pasaron a ser el rincón más olvidado de un país esencialmente centralista que recién reconoce la diferencia, que recién a raíz de la democracia reconoce al otro étnico. Cuánto tiempo los tarapaqueños han debido esperar para poder construir una historia fundamentada en sus propias filas, en el esfuerzo desde hace 10 mil años dando paso por paso entre el éxito y el error.


Tierra Gentil plasma en que están los habitantes de la Quebrada de Tarapacá, en el año 2006, a través de el, los realizadores buscábamos hacer pensar sobre cuánta esperanza tienen los andinos y los mestizos del norte de Chile para seguir allí y no ser desalojados nunca más, puesto que esperan y esto es la esperanza de este documental, que descubran cuanta cultura existe, cuanto deseo de seguir perteneciendo arraigadamente a su única tierra prometida, que se ha gestado nada menos que a través de una historia de 10 mil años.





No hay comentarios:

Publicar un comentario